Todos estamos sobrecogidos con la noticia de la noche del miércoles 24 de julio, víspera del día de Galicia y de Santiago. Todo estaba preparado en la Plaza del Obradoiro en Compostela. Preparado para una noche de fuego, luz y sonido, para dar comienzo a las fiestas más grandes de toda Galicia, las fiestas del Apóstol.
Pero a las nueve menos veinte de la noche descarrilaba a tres kilómetros de la estación de Santiago, un Alvia de Renfe con más de 218 pasajeros a bordo. Aquí empezaba y terminaba todo, empezaba una noche de terrible angustia y terminaban las ganas de fiesta de toda una ciudad, de toda una Comunidad Autónoma como la gallega.
Este terrible accidente nos ha sorprendido a tod@s y aún nos tiene con el corazón sobrecogido. No hace falta que recuerde las decenas de fallecidos, en ese accidente a la altura de la parroquia de Angrois y los cientos de afectados y familiares, que tuvieron en la de ayer su noche más oscura.
Lo que si quiero señalar es mi descontento con la forma en la que se ha gestionado esta tragedia, tanto por las autoridades como sobre todo por los medios de comunicación. No me parece de recibo el camino tomado por estos últimos.
Tenían una fácil elección, podían escoger entre dos opciones bien claras: la vía del sensacionalismo, del morbo y de las imágenes impactantes de muertos y heridos o podían escoger lo que para mí era «la vía correcta», la de la información de investigación, testimonios y con el respeto a las víctimas y familiares, sin hacerles más daño del que ya estaban sufriendo.
La mayoría de los medios han escogido la vía rápida, la de los rostros ensangrentados, la de los moribundos sin intimidad y lo que aún más me molesta, la de mostrar el sufrimiento de niñ@s en primera plana, gratuitamente ¿con qué objetivo?
Llamarme raro pero a mí no me gustaría ver, a mis hij@s o a mis familiares morir o sufrir de esa manera y menos que esas imágenes grabadas sin su permiso, fuesen difundidas indiscriminadamente, para que todo el mundo pudiese ver su dolor.
Esta madrugada y durante el día de hoy, mantenía una conversación con varios twitteros que no estaban de acuerdo conmigo y creo que aún después de esto me reafirmo más en mis convicciones. Sobre todo respondiéndome a varias preguntas.
¿Era necesario mostrar tanto dolor ajeno? ¿era necesario mostrar rostros ensangrentados, que tienen un nombre y un apellido, que tienen familiares buscándoles? ¿Por qué queremos tener ese afán de la vida en directo de los americanos? ¿Era necesario mostrar el dolor y la angustia de una niña en brazos de un bombero buscando a sus padres?
En este último punto me quiero parar y terminar haciendo una última pregunta. Para quien no lo sepa, en la actualidad en los colegios se pide permiso por escrito a los padres, para que a los niños se les pueda grabar videos y hacer fotografías, pudiéndolas así difundir en webs y blogs de los centros educativos. Pues bien ¿por qué no se pidió permiso a los padres de esa niña, víctima de este terrible accidente?
Os quiero dejar con el video grabado por un vecino de Angrois de esos que llamamos los «Héroes de Angrois» (a los cuales les doy todo el agradecimiento del mundo) que muestra un ejemplo de cómo se pueden hacer las cosas de otra forma.
[youtube=http://youtu.be/kXcYkUkzvUg]
Me gustaría saber vuestra opinión, porque como digo, debo ser un poco raro. No creo que se haya escogido «la vía correcta» ¿Y tu que opinas?
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