Caprichoso cálculo de probabilidades

Ayer me enteraba de un par de casualidades de la vida, de unos caprichos del cálculo de probabilidades de que sucedan ciertos actos.

Algunos culpan al destino y a otros nos gusta hablar de suerte. Más que nada, a mí me gusta pensar que es cuestión de la suerte y de probabilidades de que se den ciertos sucesos, porque si todo en esta vida estuviese marcado por alguien, habría que castigar a éste escritor de destinos humanos.

Esta semana pasada un joven de Lasarte (Guipúzcoa) después de cumplir con su jornada de trabajo, fue a tomar unas cañas con sus amigos a un bar cercano.

Este grupo de amigos cometió un «error grave» que coincidió con otra situación. Hablaban en euskera mientras unos radicales habían entrado en busca de una víctima que les permitiese cometer una de sus tropelías en serie.

El saldo de todas estas coincidencias fue que este joven acabó en la UVI y está a punto de quedar minusválido de un brazo.

Seguramente la abuela de este chico justificará el hecho pensando que son cosas del destino. Pero no, había muchas circunstancias que coincidieron en el espacio tiempo.

Lo mismo le pasó ayer a Felipe Massa en los entrenamientos del Gran Premio de Formula 1. Pasaba por el lugar y momento exacto en el que iba a pasar ese objeto que le iba a dejar la cara y el casco, tal como se ve en ésta impactante imagen.

Al fin y al cabo estamos hablando de un caprichoso cálculo de probabilidades que puede llevarnos a un negativo final, pero también a un final feliz.

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